EL CAPITALISMO NO ESTÁ EN DISCUSIÓN

Mendoza, Octubre 2008
Norberto Rossell

Por estos días las neuronas de todo el mundo –no todas por iguales razones- están ocupadas en la debacle financiera producida por los desquiciados de Washintong (al decir del flamante Nobel: Paul Krugman) y por la desaparición de la Jubilación Privada en nuestro país.

Estos eventos, que no hacen más que confirmar el dicho de Einstein en cuanto a que lo único infinito en el universo es la estupidez humana, ha generado todo tipo de sentimientos: desde terror y euforia, en forma alternativa y cíclica en los tenedores de acciones y todos los que viven de ellos, hasta alegría y festejos para los que creen que a partir de ahora todo va a cambiar (ni que hablar para los que piensan que ¡¡por fin¡¡ se cumple la profecía marxista de la caída del capitalismo).

No nos está dado prever como seguirá la historia (a pesar de Marx), pero si podemos arriesgar algunas opiniones.

Por todos lados se lee acerca de la caída del neoliberalismo.

En realidad ya por 1996 Lester C. Thurow del MIT (Massachussets Institute of Tecnology) decía algo así como: “Muchachos paren que están reventando todo” –en términos más académicos, por supuesto- en “El futuro de capitalismo”. Algo parecido anunciaba Paul Krugman en “De vuelta a la economía de la Gran Depresión” en 1999.

Estamos en 2008, obviamente nadie les dio bola.

Los títulos de la agenda mediática y la realidad que construyen los artículos periodísticos no alcanzan a reflejar la verdadera complejidad; complejidad y temas que quedan afuera del vivir cotidiano y que pueden resumirse (en un afán de abstracción que permita operar con ellos) en la dinámica de las relaciones políticas, económicas y normativas (únicos mecanismos que generan acontecimientos sociales - Claus Offe) sea que se los mire a nivel global o nivel local.

En línea con esto, los que creemos en la “Voluntad”, en la “Conciencia Realizadora” y en la “Épica de la Conciencia Colectiva” (Horacio González en Carta Abierta) entendemos que la Política -su acción y concepción- es la que define el rumbo y funciona como reductor de complejidad que permite dar sentido a los eventos y acciones sociales; en otros términos: la que define la identidad del sistema de relaciones entre estos tres planos, entendiendo por identidad todos aquellos acontecimientos que son permitidos al interior del sistema.

La mayor parte de las declaraciones y análisis que leemos y escuchamos pretenden meternos en una discusión económica, cuando la discusión es política.

En toda esta diatriba no está en discusión el paradigma en el que se basa el capitalismo (que no es otra cosa que un modelo político) y dado que esto no está en discusión, de la crisis financiera podrá nacer un nuevo modelo monetario -en el mejor de los casos- pero no un nuevo sistema político.

Aquellos (¿herejes?) que por estas tierras de América del Sur pretendemos poner esta cuestión sobre la mesa –con diferentes matices y abordajes- nos hemos convertido en parte del eje del mal tanto para EEUU como para Europa.

El paradigma económico liberal que es el sustento teórico de la política global del capitalismo no está en cuestión y tenemos que admitir que es parte de nuestra cultura occidental (lejos de ser cristiana como se suele afirmar).

Muy probablemente el avance sobre estas cuestiones en Venezuela, Bolivia y Ecuador se deba precisamente a que en estos países el peso cultural de los pueblos originarios niega y contradice expresamente esta herencia europea.

Este paradigma que se basa en el cálculo económico (obtención del mayor beneficio con el menor costo) no está en cuestión; los economistas liberales que hoy culpabilizan al "capitalismo libertario" -eufemismo por neoliberalismo- no están cuestionando este paradigma, solamente están tratando de desprenderse de su responsabilidad intelectual por las tropelías de sus hijos doctrinarios.

No por sabido es ocioso recordar que este paradigma funciona sobre tres principios de carácter axiomático:

1 - El ser humano actúa socialmente, siempre, movido esencialmente por una racionalidad que lo lleva ante cada decisión a efectuar un cálculo de costo/beneficio a través del cual intenta obtener el mayor beneficio con el menor costo.

2 - La mejor reserva de valor posible de obtener es aquella que puede estar disponible instantáneamente, en cualquier momento, para su utilización en el consumo. Ergo, este valor es el monetario.

3 - Los dos axiomas anteriores son de carácter ontológico, es decir "son". Está en la racionalidad del paradigma que estas proposiciones "son" la única realidad, lo que se constituye en una negación dogmática acerca de la posibilidad de existencia de cualquier otra alternativa (Ej "El Fin de la Historia de Fukuyama).

El sistema económico actual que se ha vuelto autónomo y hegemónico como sistema monetario, se auto reproduce en el fortalecimiento de este sentido que deja afuera a todo lo demás. Trabajo, Conocimiento, Recursos Naturales, Capital, Política, Ciencia, Normas, Ambiente, etc., todos son, a la observación desde el sistema económico monetario, factores complementarios del entorno e invariables al infinito.

De ahí que temas como la protección del Medio Ambiente, la Pobreza, La Salud, La Educación, etc. le sean ajenos si no están tratados desde la óptica del Cálculo Económico que se efectúa en el Mercado.

Algunas consecuencias, entre todas las conocidas sobre las que vale la pena volver:

-El motor de la producción es el cálculo económico, es decir el Mayor Beneficio Monetario.

-El ser humano es considerado un recurso (Trabajo y Conocimientos).

-El Valor (Valor Monetario) es una cuestión de convención, no necesita respaldo, es un valor en si mismo y sólo necesita "poder" de imposición.

-El Capital que en la economía clásica se consideraba un recurso escaso, ha dejado de serlo por lo anterior, se puede emitir cuanto se quiera, a condición de tener poder para imponerlo.

-El motor (el cálculo económico) que media el consumo, no responde a las necesidades de la demanda sino que impone su propia lógica de acumulación, promoviendo el consumo en forma desmedida, de tal modo que a cada ciclo aumenta exponencialmente la presión sobre los factores de producción, la mayoría no renovables.

-El ciclo involucra un parámetro que no aparece generalmente en los gráficos de micro economía, "el tiempo". Esto es así porque el tiempo de ciclo micro económico está fijado normativamente: un año, que es el período de cierre de los balances. Este es un elemento de control interno del sistema que ejerce presión para el cumplimiento del cálculo económico. ¿Qué Gerente General, qué Empresario, admite un cierre de balance en rojo? ¿Quién quiere hacer negocios con una empresa que cerró su último balance en rojo? (Así terminó Enron con una defraudación de 3.500 millones de dólares).

-El sistema no atiende los tiempos necesarios para reciclar los factores de producción, tiempo para un consumo equilibrado, tiempo para el desarrollo del conocimiento en las personas (tiempo de aprendizaje), etc.

-Etc., etc., etc.

Decíamos que todo esto no está en discusión y sencillamente no está en discusión porque los paradigmas no se explican o argumentan, se viven, se imponen unos a otros en el devenir de las sociedades y no hay posibilidad de consenso entre paradigmas distintos. En todo caso, la posibilidad de convivencia supone la existencia en los paradigmas en disputa de valores como la tolerancia, la prudencia, etc. y esto no parece estar ocurriendo.

Si se admite lo que se viene planteando, la discusión central consiste en definir si las relaciones económicas tal como las he descrito deben ser las que hegemonicen y den sentido a la identidad del sistema.

La discusión central pasa por preguntarse si lo normativo debe estar en función y protección de las relaciones económicas o al revés, entendiendo que lo normativo deviene a su vez de los acuerdos políticos legitimados por la soberanía popular.

Es importante señalar, a modo de ejemplo, que la nueva constitución de Ecuador es la primera del mundo que asigna a la Naturaleza calidad de sujeto de derecho, es decir que le da la posibilidad de reclamar los mismos derechos que benefician a cualquier habitante de Ecuador. Piensen en las consecuencias en cuanto a las relaciones económicas.

Este acuerdo normativo fundacional no es -por supuesto- funcional a las relaciones económicas sino producto de las relaciones Políticas.

Hecho que me hace recordar, como evento similar -políticamente hablando-, que la constitución peronista del 49 establecía la condición social del capital. Causa central -a mi juicio- del derrocamiento de Perón.

¿Cuál debería ser, entonces, el marco referencial de una agenda seria de discusión?

¿No deberíamos enfocarnos en la discusión de una propuesta política de reelaboración de las relaciones entre los sistemas político, económico y normativo?

La respuesta parece obvia, la propuesta ya existe (aún con matices) para América del Sur y también para la Argentina.

Lo que no es obvio es el futuro, el devenir, las formas, las paradojas y contradicciones que alumbrarán estas propuestas.

En consecuencia este debería ser el tema central de discusión en la coyuntura que nos toca vivir.

Los elementos que deberían ser el centro paradigmático de una propuesta política para confrontar con el modelo al que hemos hecho referencia precedentemente, están sobre la mesa.

1 – La preeminencia de la política entendida en su más cruda definición de disputa del poder de decisión para la construcción de un modelo social alternativo al actual.

2 – Una nueva ecuación de cálculo para el sistema económico: el Cálculo Social que no supone la eliminación del cálculo económico sino su inclusión como un caso particular que se corresponde con un ámbito de jerarquía inferior.

Cálculo Social que debe estar enfocado en la gestión y reproducción de los factores que constituyen la posibilidad de existencia de todo el sistema: El Ser Humano y Los Recursos Naturales.

Si este marco de referencia es aceptado, la elaboración reflexiva no debería pasar por discutir acerca de las formas o de los efectos, sino por la función que ellas cumplen en el escenario de relaciones al que he aludido, en aras de avanzar con la alternativa.

El éxito político y de comprensión de la consigna de la Presidenta de la Nación “Crecimiento con Inclusión” estriba en que con una sencilla elegancia teórica ha dejado planteada en una frase la paradoja que a mi me ha llevado cuatro hojas de elucubraciones.

Paradoja consistente en que no puede haber inclusión sin crecimiento y a su vez la inclusión es la condición de posibilidad del crecimiento.

Alguien podría argumentar que el horizonte tecnológico permite el crecimiento sin inclusión, si, en el corto plazo; en el mediano plazo el conflicto social detendrá el crecimiento inexorablemente.

Inclusión= Cálculo Social.
Crecimiento= Cálculo Económico.

El acuerdo político definirá cuál de los términos subordina al otro. Todo el esfuerzo del discurso presidencial está en línea con imponer el Cálculo Social como eje paradigmático de una nueva construcción política.

Queda para la discusión acerca de los reflejos en la práctica de estas aspiraciones.

También queda para la discusión el rol de los partidos políticos en esta empresa.

También queda para la discusión la caracterización de lo que llamamos Cálculo Social y apenas manejamos intuitivamente.