El demócrata que asesora en las sombras a Celso Jaque
Celso Jaque, Omar De Marchi y Cristian Racconto.
Por Laura Fiochetta - De la sección Política
En la madrugada del 29 de octubre del año pasado, el demócrata Omar Bruno De Marchi ingresó al hotel Executive, donde estaba montado el búnker del justicialismo y le estrechó un abrazo a Celso Jaque, el hombre que el voto popular acababa de consagrar como el próximo gobernador de Mendoza.
Hasta ese momento el malargüino Jaque y lujanino De Marchi tenían sólo dos coincidencias que cualquier libro de historia se encargará de contar. Fueron intendentes en la misma época, la de la crisis, y a ambos les tocó ensayar malabarismos con el dinero que les ingresaba a la comuna.
Más tarde se encontraron en los extensos pasillos del Congreso Nacional: Jaque como senador y De Marchi como diputado.
Pero ninguno de los dos sospechaba que desde diciembre del año pasado serían los protagonistas de lo que para algunos es el romance político del verano; para otros, un matrimonio por conveniencia, y para los más arriesgados, la futura coalición electoral.
La determinación de Jaque, de ofrecer el Ministerio de Seguridad al abogado demócrata Juan Carlos Aguinaga (que secundó a De Marchi en la dupla para la Gobernación en las elecciones) produjo entre el Gobernador y el diputado nacional un vínculo político que excede el edificio de Salta y Huergo.
Charlas semanales, debates sobre cómo debe ser el porvenir de Mendoza y el consecuente aval al oficialismo por parte del PD en la Legislatura y en algunos concejos deliberantes, constituyen las formas de la relación entre De Marchi y el primer mandatario.“Con Jaque tenemos un diálogo fluido”, aceptó De Marchi a Los Andes.
Pero no sólo que el PD sea el encargado de la Seguridad en el gobierno peronista es el motivo de tan estrecho lazo.
“Jaque es un demócrata más”, dicen desde el entorno de De Marchi. Con esa frase intentan sintetizar una sensación generalizada en el mundillo político: Jaque y De Marchi son dos conservadores, una palabra que a ninguno de los dos incomoda y que aceptan sin cuestionamientos.
Para notar el vínculo entre el legislador nacional y el primer mandatario mendocino basta con hacer una comparación con el radical Roberto Iglesias con quien Jaque mantiene un vínculo más frío.
La UCR tampoco ha puesto palos en las ruedas al oficialismo -incluso esto generó acusaciones de compra de voluntades en la misma Legislatura- pero la relación entre los dos referentes políticos es diferente y no acostumbran a compartir charlas, café mediante.
Sin que se le pregunte, De Marchi ofrece una definición de Jaque: “Es honesto y creativo”. Dos términos que denotan la simpatía que hoy le propina al justicialista.
En Casa de Gobierno, cuentan algunos justicialistas, el demócrata ha tomado la costumbre de entrar y salir del despacho del ministro de Gobierno de Jaque, Juan Marchena, con frecuencia.
Dicen que el Gobernador ha dado la orden de cuidar la relación. “Es natural; el líder político del PD es De Marchi y el ministro político es Marchena”, explican desde la calle Peltier.
Pese a tanto apego, las primeras intenciones de Jaque, cuando propuso a Aguinaga ser el ministro, eran que el resto de los casilleros los completara el PJ. Pero De Marchi condicionó la participación del partido en Seguridad a desembarcar con su propia tropa. Y logró su cometido.
En ese contexto, los legisladores demócratas dieron un giro y avalaron los proyectos oficiales sin muchas críticas. El presupuesto provincial para este año y las leyes recaudatorias fueron aprobadas por el PD, a diferencia de los años anteriores, cuando marcaron la disconformidad con las iniciativas del gobierno de Julio Cobos.
“No somos un cogobierno. Sólo asumimos un compromiso en un área altamente sensible que es la seguridad y nunca haremos una alianza electoral con el PJ”, se defiende De Marchi. ¿Matrimonio o relación efímera? El tiempo y las vueltas de la política lo dirán.