
17/09/2008
Directores de diarios sancionados por colaborar con la dictadura
Desde Chile, un ejemplo para la prensa argentina

Emblemática tapa del diario La Segunda, parte del montaje comunicacional de la Operación Colombo.
A raíz de la decisión del Colegio de Periodistas de Chile de pedir disculpas públicas a familiares de las víctimas de una masacre perpetrada por la dictadura de Augusto Pinochet, encubierta y manipulada por los medios más importantes, se reavivó el debate.
Un hecho por el que Cristina Kirchner felicitó a Michelle Bachelet. Un diario brasileño y una revista argentina, parte de la operación mediática del gobierno de facto trasandino. Cómo fueron los hechos y el montaje periodístico. Las acusaciones y sanciones contra los periodistas. Un caso que pasó desapercibido para los diarios porteños.
Un hecho impensable para la prensa argentina ocurrió en marzo del año 2006 en Chile. El Colegio de Periodistas de ese país, aplicó sanciones a directores de medios de comunicación que fueron funcionales a la dictadura de Augusto Pinochet en un “montaje periodístico” que se conoció como “Operación Colombo”, en la cual fueron asesinados 119 opositores al gobierno de facto trasandino y que fue disfrazado por los medios más importantes de ese país como un “ajusticiamiento” entre los propios guerrilleros del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).
El Tribunal de Ética del Colegio sancionó con expulsión a Roberto Araya Silva y suspensión de la colegiatura y censura pública a Julio López Blanco, Vicente Pérez Zurita, Manfredo Mayol (todos de Canal 7 la época de la “Operación Colombo”) y Claudio Sánchez (entonces en Canal 13).
También fueron sufrieron suspensión y censuras públicas Fernando Díaz Palma (entonces director de Las Últimas Noticias), Alberto Guerrero Espinoza (dirigía La Tercera) y Beatriz Undurraga Gómez de El Mercurio. Fueron declarados inimputables por fallecimiento los directores de El Mercurio René Silva Espejo y Mario Carneyro de La Segunda, a pesar de que el Tribunal determinó que sus respectivos medios, al igual que La Tercera y Las Últimas Noticias, infringieron la ética profesional al difundir informaciones falsas respecto de los crímenes de la “Operación Colombo”.
La “Operación Colombo” ocurrió en julio de 1975. Se trató del secuestro, tortura y desaparición de 119 guerrilleros del MIR por parte de la DINA, el temible servicio de inteligencia pinochetista, al que le siguió un montaje comunicacional organizado por la dictadura trasandina para hacerle creer a la opinión pública que los desparecidos habían sido fusilado por sus propios camaradas de la guerrilla. El operativo se enmarcó en el “Plan Cóndor” por el cual las dictaduras latinoamericanas intercambiaban información de inteligencia y estaban a habilitadas para que sus miembros se desplegaran libremente por los países bajo esos regímenes de facto. Los diarios chilenos fueron parte, en este caso, de la estrategia del gobierno de Pinochet de manipular la información a la sociedad.
Si bien la sanción del Colegio de periodistas a los directores de los medios que participaron del montaje, este año la polémica se reavivó por dos hechos: la decisión del Colegio de pedir disculpas públicas a los familiares de los asesinados en esas jornadas y las demandas judiciales que éstos iniciaron contra los periodistas sancionados por la institución. Según el diario La Nación de Chile, “es la primera vez que en una causa por violaciones a los derechos humanos se busca que un tribunal establezca si profesionales de la prensa tuvieron o no responsabilidad penal en delitos de lesa humanidad”.
En la prensa argentina los hechos pasaron casi desapercibidos. Los diarios porteños se limitaron a publicar en espacios marginales de sus ediciones la información proveniente de Chile. Clarín y La Nación publicaron “breves” en sus respectivas secciones de Medios. La excepción de Crítica que la incluyó de manera destacada en su sección internacional. Tampoco hubo asociaciones profesionales, foros de periodistas ni sindicatos que se pronunciaran sobre los hechos ocurridos en el hermano país. En nuestro país el periodismo no está “colegiado” como en Chile, por lo que no existe un órgano periodístico con legitimidad para impartir sanciones.
Diario sobre Diarios (DsD) presenta una síntesis de los hechos que sacudieron al periodismo chileno. Con el único objetivo de que se conozcan los hechos que generaron tanta polémica en el país trasandino. Vale aclarar que esta Zona Dura no busca debatir sobre la colegiación de los periodistas, que es un tema complejo y que merecería un informe específico.
Para este trabajo se recurrió a documentos y fallos del Colegio de Periodistas como de otras instituciones chilenas de periodismo y comunicación. También se consultó a periodistas chilenos sobre la decisión de sancionar a directores de medios. El presidente del Colegio, Abraham Santibañez, se excusó amablemente de opinar al respecto: “como presidente del colegio, creo que no me corresponde hacer un comentario sobre el fallo”, dijo a DsD.
También se publica una columna sobre este tema que el DsD requirió a la periodista chilena, Mónica González (entre otras cosas, corresponsal de Clarín en Santiago de Chile), quien accedió a dar su visión sobre el asunto. González fue premiada en la categoría “Homenaje” por la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano que dirige Gabriel García Márquez, siendo la única mujer hasta el presente, que obtuvo ese galardón. El jurado que premió a González sentenció: “La elección resalta la extraordinaria y valiente trayectoria de una de las más importantes periodistas de investigación del continente; alguien que defendió sus convicciones periodísticas y políticas, en medio de las circunstancias más difíciles. También significa dar un ejemplo para los demás periodistas, de cómo mantener los valores éticos del oficio y de cómo hacer el seguimiento constante a un tema de interés público, como fue la dictadura en Chile”.
El Colegio
El Colegio de Periodistas de Chile, según precisa en su sitio web, se formó en el año 1956 y afirma que “ha jugado un importante rol en la sociedad, representando ante el país y el mundo a todos aquellos periodistas que trabajan en los medios y/o desarrollan labores de comunicación social, convirtiéndose en un interlocutor válido frente a las autoridades públicas y los entes privados”. La organización considera “importante” el combate “contra el ejercicio ilegal del periodismo, buscando que la profesión sea ejercida por quienes poseen el título universitario avalado por el Estado o sean reconocidos ante la ley como periodistas”.
El sumario contra los directores de los medios implicados en la “Operación Colombo” comenzó en 2005 cuando los familiares de las víctimas se presentaron pidiendo que se investigue la actitud de ese grupo de periodistas. Para ello, el Colegio le encomendó al presidente de su Tribunal de Ética, Alfredo Taborga, la instrucción del sumario, en el que no sólo se escuchó a los deudos sino también a los profesionales imputados, que tuvieron la posibilidad de hacer su descargo con total libertad. Esto muestra que la sanción aplicada no fue un mero hecho “declarativo” sino que se tomó con la seriedad que el tema mereció.Los hechos ocurridos este año le dieron trascendencia internacional al tema, al punto que el 1º de julio pasado, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner felicitó a su colega de Chile, Michelle Bachelet. “Quiero saludarla por algo que leí hace muy pocos días, no ya respecto a instituciones oficiales, sino no gubernamentales, donde el Colegio de Periodistas de Chile pidió perdón a familiares y asesinados en un episodio que tuvo lugar durante la dictadura” señaló la Presidenta .
Los hechos
Un buen relato sobre la “Operación Colombo” lo publicó la mencionada Mónica González en el sitio del Centro de Ivestigación e Información Periodística (CIPER, otra institución que, luego de navegar en su web, produce envidia sobre el nivel de profesionalización del periodismo trasandino).
La “Operación Colombo” tuvo lugar en junio de 1975. En los primeros días de ese mes, diversos despachos informativos tanto de agencias como de diarios, mencionaban que “Extremistas chilenos se adiestran en Tucumán” y que preparaban una ofensiva contra el gobierno pinochetista.
El diario La Tercera, el 13 de junio afirmó que “Se destacó también que entre los extremistas hay gran cantidad de elementos del MIR y otros grupos marxistas que públicamente figuran como desaparecidos”. Pero fue recién el 24 de julio cuando los diarios chilenos publicaron en sus títulos principales. Según cuenta González en su nota, estos fueron esos titulares: ‘El MIR asesina a 60 de sus hombres en el exterior’ (La Tercera), ‘Identificados 60 miristas ejecutados por sus propios camaradas’ (El Mercurio), ‘Sangrienta purga del Mir en el exterior’ (Las Últimas Noticias) y el emblemático ‘Exterminados como ratones’ (La Segunda). González afirma: “Los cuatro diarios dejaban impresas para la historia el sinnúmero de mentiras fabricadas para ocultar la Operación Colombo”.En las subsiguientes ediciones, los diarios chilenos afirmaban que habían aumentado a 119 los guerrilleros “abatidos por sus camaradas”.
Un diario brasileño y una revista argentina
La nota de González relató que la fuente de información principal de los diarios chilenos fue el diario brasileño “O Día” de la ciudad de Curitiba “que el 25 de junio informó del asesinato de 59 militantes del MIR –y daba los nombres- en ‘enfrentamientos con fuerzas del gobierno argentino en Salta’”. González señaló que “deberían pasar más de 10 años para desentrañar el misterio de “O Día”, un antiguo diario de Brasil que sólo reapareció el 25 de junio con el único objetivo de hacer pública la nómina de los 59 extremistas ‘asesinados’ por sus compañeros”.
A esos 59 asesinados se sumaron otros 60 (de allí los 119 finalmente computados) cuya muerte reportó la revista argentina “Lea”, que según González tuvo un único número y así como el diario brasileño, sólo salió para dar cuenta de los 60 “extremistas chilenos” asesinados. Señaló González en esa nota: “En cuanto a ‘Lea’, su edición en la que figura como director Juan Carlos Viera, fue editada por Codex, dependiente del Ministerio de Bienestar Social de Argentina, cuyo titular era José López Rega, el jefe del grupo paramilitar ‘Triple A’ que ya por esos días comenzaba a dejar un balance de muertos en el vecino país. También esa edición de 20 mil ejemplares fue la única. Nunca más salió a los kioscos”.
El montaje
Luego de ocurridos los hechos, llegó la hora de la cobertura de los diarios chilenos. González recuerda las tapas de aquel día: “El 24 de julio de 1975 los chilenos se encontraron en los kioscos con titulares sangrientos: ‘El MIR asesina a 60 de sus hombres en el exterior’ (La Tercera), ‘Identificados 60 miristas ejecutados por sus propios camaradas’ (El Mercurio), ‘Sangrienta pugna del Mir en el exterior’ (Las Últimas Noticias) y el emblemático ‘Exterminados como ratones’ (La Segunda). Los cuatro diarios dejaban impresas para la historia el sinnúmero de mentiras fabricadas para ocultar la Operación Colombo”.
En su fallo (PDF), el Tribunal de Ética del Colegio de periodistas señala algunas de las faltas cometidas por los directores de los diarios imputados:
* Que la mayoría de los testigos entrevistados que trabajaron para los diarios de la empresa El Mercurio, es decir, El Mercurio, La Segunda, Las Ultimas Noticias y los del diario La Tercera justificaron en gran parte su actitud profesional en ese tiempo, en el temor que los embarcaba como producto del régimen dictatorial que la Junta militar había impuesto en el país. Se agrega que incluso internamente en los diario se hacia evidente este temor, actuándose en forma de no contradecir la versión oficial.
* Que esta situación, al tenor de los declarantes, se traducía en que los periodistas, concientemente la mayoría de ellos, renunciaran al deber de investigar y chequear la información que manejaban, limitándose a publicar sólo lo que los entes oficiales querían que se difundiera.
* Que lo anterior era abiertamente respaldado y, en muchos casos, promovido por las jefaturas de los diarios. Así lo confirman periodistas de la empresa El Mercurio al relatar experiencias personales tanto en el diario El Mercurio como en La Segunda.
* Que reconocen, no obstante, que a muchos periodistas esta situación no los incomodaba y que hacían lo que se les mandaba, sea porque creían la información que les entregaba el gobierno militar y no dudaban, sea porque respaldaban a dicho gobierno, sea porque no entendían lo que ocurría o porque tenían relaciones personales que las unían autoridades de gobierno.
* Que esto significaba en la práctica, que había periodistas que por su afinidad con el régimen tenían más acceso a los funcionarios de gobierno y a informaciones privilegiadas.
* Que esto era particularmente llamativo en el caso de la imputada Beatriz Undurraga Gómez, quién hacia evidente relaciones profesionales y personales con altas autoridades de los organismos de seguridad y otros, que podrían haber influido en su desempeño profesional.
* Que ni los periodistas ni los medios comprometidos en esta información recibieron a los familiares de las víctimas nombradas cuando éstas quisieron acceder a ellos en busca de explicaciones o para entregar antecedentes, llegándose al extremo de ser expulsadas de la sala de dirección de uno de los diarios. Además, denuncian que un periodista (de un medio distinto a los cuestionados en este sumario) las insultaba.
* Que los diarios aludidos se restaron a su deber de informar en temas que contradijeran la información oficial, como es el caso de la declaración pública que el 26 de Julio de 1975 emitió el Comité de Cooperación para la Paz y que ningún diario publicó como información. La declaración apareció el día 28 del mismo mes en el diario El Mercurio y La Tercera únicamente porque el Comité pagó el espacio como inserción. “La Segunda se negó a publicar la declaración incluso bajo esas condiciones”.
* Que en relación con presiones de parte de las autoridades para informar sólo según el punto de vista oficial, en las declaraciones hay cierta unanimidad para indicar que en lo personal, eso no ocurría. Mientras quienes ejercieron cargos de dirección no niegan el hecho, los reporteros indican su convicción de que esas presiones se hacían justamente a nivel de esos cargos directivos.
Por estas conclusiones y muchas otras más volcadas en el fallo, el Tribunal de ética emitió una resolución con los siguientes artículos:
1- En el caso de las publicaciones aparecidas en el diario El Mercurio y cuyo responsable era su director René Silva Espejo, queda claro de su lectura y lo declarado por testigos, que los periodistas responsables del manejo de la información objeto de este sumario, no cumplieron con su obligación de confrontar los hechos base de la noticia con otra fuentes que no fuera la oficial, con lo cual fallaron en entregar la verdad que la ciudadanía tenía el derecho a recibir.
2- En el caso de las publicaciones aparecidas en el diario La Segunda y cuyo responsable era su director Mario Carneyro, queda claro de su lectura y lo declarado por testigos, que los periodistas responsables del manejo de la información objeto de este sumario, no cumplieron con su obligación de confrontar los hechos base de la noticia con otra fuentes que no fuera la oficial, con lo cual fallaron en entregar la verdad que la ciudadanía tenía el derecho a recibir. Esto, agravado por el uso de titulares agraviantes y sensacionalista tendientes no a destacar una información sino que a manipular tendenciosamente la misma.
3- En el caso de las publicaciones aparecidas en el diario Las Ultimas Noticias y cuyo responsable era su director Fernando Díaz Palma, queda claro de su lectura y lo declarado por testigos, que los periodistas responsables del manejo de la información objeto de este sumario, no cumplieron con su obligación de confrontar los hechos base de la noticia con otra fuentes que no fuera la oficial, con lo cual fallaron en entregar la verdad que la ciudadanía tenía el derecho a recibir. Su actitud es aún más condenable si se tiene presente que ese tiempo, además, ejercía la Presidencia del Colegio de Periodistas de Chile.
4- En el caso de las publicaciones aparecidas en el diario La Tercera de la Hora y cuyo responsable era su director Alberto Guerrero Espinoza, queda claro de su lectura y lo declarado por testigos, que los periodistas responsables del manejo de la información objeto de este sumario, no cumplieron con su obligación de confrontar los hechos base de la noticia con otra fuentes que no fuera la oficial, con lo cual fallaron en entregar la verdad que la ciudadanía tenía el derecho a recibir.
5- En relación a la periodista Mercedes Garrido y dado que las acusaciones formuladas en su contra no fueron probadas, se le absuelve.
6- En relación a la imputada Beatriz Undurraga Gómez sobre la cual existen presunciones de una actitud profesional y personal cuestionable este esta caso y dado que no se presentó a testimoniar a pesar de haber sido convocada en dos oportunidades y de haberse contactado con la secretaria administrativa del Colegio para referir se a esta materia, con lo que inflinge el artículo 13 del reglamento de instrucción de sumarios del Colegio de Periodistas, se le aplica las sanciones de censura pública y suspensión de su calidad de miembro del Colegio de Periodistas de Chile durante tres meses.
7- No obstante las sanciones señaladas, es necesario dejar constancia que de los antecedentes recogidos se desprende que los periodistas de los medios nombrados, responsables del manejo de la información, no cumplieron con su obligación profesional y su compromiso con la sociedad de trabajar con la verdad, con lo cual fallaron en su deber ético esencial.Pero el Colegio de Periodistas también abrió un espacio en su fallo para su propia autocrítica, lo cual realza el valor de su trabajo.
“Al tenor de esta investigación queda en evidencia, además, que el Colegio de Periodistas de Chile tampoco cumplió con su deber de proteger el correcto desempeño profesional y ser un referente en la defensa de valores éticos en el ejercicio de un periodismo sano para la sociedad. Le faltó la decisión de defender los requerimientos de la sociedad de estar correctamente informada y denunciar la responsabilidad que tuvo la prensa y los periodistas que fueron cómplices de esta situación”.
A modo de conclusión
DsD consultó a periodistas chilenos luego de que se supiera este año que el Colegio pediría disculpas públicas a los familiares de las 119 víctimas de la “Operación Colombo”. Una de los temores fue que tanto el fallo como su repercusión fueran acciones demagógicas contra periodistas que, o bien ya murieron, o bien se desempeñan en medios marginales o en posiciones de escasa responsabilidad hoy en día.“La resolución del Colegio no es un acto demagógico es algo que se debió realizar hace años y nunca se hizo, por razones diversas que muchos podrán entender o no. Pudo haberse hecho en los noventa, pero el colegio tenía otras prioridades, como la Ley de Prensa”, comentó a DsD un colega trasandino. Y afirmó que muchos de los sancionados siguieron hasta estos días en espacios jerárquicos de los medios importantes de Chile. “Las empresas los ‘escudaron’ hasta que se conoció el fallo”, afirmaron. Y pusieron como ejemplo al sancionado Claudio Sánchez, que siguió en el mismo Canal 13 desde donde montó la “Operación Colombo” hasta el 2002 y luego pasó a Megavisión, del “empresario pinochetista” Ricardo Claro. Luego de la salida de Sánchez, Canal 13 hizo una autocrítica en cámara por los hechos investigados y sancionados por el Colegio.
Los periodistas chilenos consultados por DsD afirman que en su país tampoco se le dio una importante difusión a la resolución del Colegio, a excepción de los estatales La Nación (sí, en Chile hay un diario estatal) y Canal 7. También afirman que el Colegio llegó hasta los directores periodísticos de los medios. “No es poco, es realmente valorable. Pero lo que esperamos es que alguna vez les llegue la hora de los dueños de los medios”, afirman.
La situación mediática en Chile es más grave que la de Argentina. Del otro lado de la cordillera se habla de un “duopolio de prensa” manejado por las empresas editoras de El Mercurio y La Tercera. Más allá de estos matices subyace un ejemplo para la prensa argentina. Y por más que aquí no haya un Colegio con la legitimidad suficiente para investigar e impartir sanciones a periodistas, es hora de que se hagan públicos los comportamientos durante aquella época.Y también las autocríticas correspondientes.Aquí se puede ver un video sobre el día en que más de 90 militares chilenos fueron procesados por la Justicia, por su participación en la “Operación Colombo”.
Fuentes y materiales para profundizar.
http://ciperchile.cl/2008/05/29/el-rol-de-los-medios-en-la-operacion-colombo/http://ciperchile.cl/wp-content/uploads/fallo-colegio-de-periodistas.pdf http://www.lanacion.cl/prontus_noticias_v2/site/artic/20080621/pags/20080621165805.html http://www.lanacion.cl/prontus_noticias_v2/site/artic/20080621/pags/20080621215103.html http://www.lanacion.cl/prontus_noticias_v2/site/artic/20080618/pags/20080618222544.html http://www.lanacion.cl/prontus_noticias_v2/site/artic/20080629/pags/20080629202755.html http://www.lanacion.cl/prontus_noticias_v2/site/artic/20080607/pags/20080607184020.html http://www.cooperativa.cl/p4_noticias/antialone.html?page=http://www.cooperativa.cl/p4_noticias/site/artic/20080606/pags/20080606192739.html
* Que esto era particularmente llamativo en el caso de la imputada Beatriz Undurraga Gómez, quién hacia evidente relaciones profesionales y personales con altas autoridades de los organismos de seguridad y otros, que podrían haber influido en su desempeño profesional.
* Que ni los periodistas ni los medios comprometidos en esta información recibieron a los familiares de las víctimas nombradas cuando éstas quisieron acceder a ellos en busca de explicaciones o para entregar antecedentes, llegándose al extremo de ser expulsadas de la sala de dirección de uno de los diarios. Además, denuncian que un periodista (de un medio distinto a los cuestionados en este sumario) las insultaba.
* Que los diarios aludidos se restaron a su deber de informar en temas que contradijeran la información oficial, como es el caso de la declaración pública que el 26 de Julio de 1975 emitió el Comité de Cooperación para la Paz y que ningún diario publicó como información. La declaración apareció el día 28 del mismo mes en el diario El Mercurio y La Tercera únicamente porque el Comité pagó el espacio como inserción. “La Segunda se negó a publicar la declaración incluso bajo esas condiciones”.
* Que en relación con presiones de parte de las autoridades para informar sólo según el punto de vista oficial, en las declaraciones hay cierta unanimidad para indicar que en lo personal, eso no ocurría. Mientras quienes ejercieron cargos de dirección no niegan el hecho, los reporteros indican su convicción de que esas presiones se hacían justamente a nivel de esos cargos directivos.
Por estas conclusiones y muchas otras más volcadas en el fallo, el Tribunal de ética emitió una resolución con los siguientes artículos:
1- En el caso de las publicaciones aparecidas en el diario El Mercurio y cuyo responsable era su director René Silva Espejo, queda claro de su lectura y lo declarado por testigos, que los periodistas responsables del manejo de la información objeto de este sumario, no cumplieron con su obligación de confrontar los hechos base de la noticia con otra fuentes que no fuera la oficial, con lo cual fallaron en entregar la verdad que la ciudadanía tenía el derecho a recibir.
2- En el caso de las publicaciones aparecidas en el diario La Segunda y cuyo responsable era su director Mario Carneyro, queda claro de su lectura y lo declarado por testigos, que los periodistas responsables del manejo de la información objeto de este sumario, no cumplieron con su obligación de confrontar los hechos base de la noticia con otra fuentes que no fuera la oficial, con lo cual fallaron en entregar la verdad que la ciudadanía tenía el derecho a recibir. Esto, agravado por el uso de titulares agraviantes y sensacionalista tendientes no a destacar una información sino que a manipular tendenciosamente la misma.
3- En el caso de las publicaciones aparecidas en el diario Las Ultimas Noticias y cuyo responsable era su director Fernando Díaz Palma, queda claro de su lectura y lo declarado por testigos, que los periodistas responsables del manejo de la información objeto de este sumario, no cumplieron con su obligación de confrontar los hechos base de la noticia con otra fuentes que no fuera la oficial, con lo cual fallaron en entregar la verdad que la ciudadanía tenía el derecho a recibir. Su actitud es aún más condenable si se tiene presente que ese tiempo, además, ejercía la Presidencia del Colegio de Periodistas de Chile.
4- En el caso de las publicaciones aparecidas en el diario La Tercera de la Hora y cuyo responsable era su director Alberto Guerrero Espinoza, queda claro de su lectura y lo declarado por testigos, que los periodistas responsables del manejo de la información objeto de este sumario, no cumplieron con su obligación de confrontar los hechos base de la noticia con otra fuentes que no fuera la oficial, con lo cual fallaron en entregar la verdad que la ciudadanía tenía el derecho a recibir.
5- En relación a la periodista Mercedes Garrido y dado que las acusaciones formuladas en su contra no fueron probadas, se le absuelve.
6- En relación a la imputada Beatriz Undurraga Gómez sobre la cual existen presunciones de una actitud profesional y personal cuestionable este esta caso y dado que no se presentó a testimoniar a pesar de haber sido convocada en dos oportunidades y de haberse contactado con la secretaria administrativa del Colegio para referir se a esta materia, con lo que inflinge el artículo 13 del reglamento de instrucción de sumarios del Colegio de Periodistas, se le aplica las sanciones de censura pública y suspensión de su calidad de miembro del Colegio de Periodistas de Chile durante tres meses.
7- No obstante las sanciones señaladas, es necesario dejar constancia que de los antecedentes recogidos se desprende que los periodistas de los medios nombrados, responsables del manejo de la información, no cumplieron con su obligación profesional y su compromiso con la sociedad de trabajar con la verdad, con lo cual fallaron en su deber ético esencial.Pero el Colegio de Periodistas también abrió un espacio en su fallo para su propia autocrítica, lo cual realza el valor de su trabajo.
“Al tenor de esta investigación queda en evidencia, además, que el Colegio de Periodistas de Chile tampoco cumplió con su deber de proteger el correcto desempeño profesional y ser un referente en la defensa de valores éticos en el ejercicio de un periodismo sano para la sociedad. Le faltó la decisión de defender los requerimientos de la sociedad de estar correctamente informada y denunciar la responsabilidad que tuvo la prensa y los periodistas que fueron cómplices de esta situación”.
A modo de conclusión
DsD consultó a periodistas chilenos luego de que se supiera este año que el Colegio pediría disculpas públicas a los familiares de las 119 víctimas de la “Operación Colombo”. Una de los temores fue que tanto el fallo como su repercusión fueran acciones demagógicas contra periodistas que, o bien ya murieron, o bien se desempeñan en medios marginales o en posiciones de escasa responsabilidad hoy en día.“La resolución del Colegio no es un acto demagógico es algo que se debió realizar hace años y nunca se hizo, por razones diversas que muchos podrán entender o no. Pudo haberse hecho en los noventa, pero el colegio tenía otras prioridades, como la Ley de Prensa”, comentó a DsD un colega trasandino. Y afirmó que muchos de los sancionados siguieron hasta estos días en espacios jerárquicos de los medios importantes de Chile. “Las empresas los ‘escudaron’ hasta que se conoció el fallo”, afirmaron. Y pusieron como ejemplo al sancionado Claudio Sánchez, que siguió en el mismo Canal 13 desde donde montó la “Operación Colombo” hasta el 2002 y luego pasó a Megavisión, del “empresario pinochetista” Ricardo Claro. Luego de la salida de Sánchez, Canal 13 hizo una autocrítica en cámara por los hechos investigados y sancionados por el Colegio.
Los periodistas chilenos consultados por DsD afirman que en su país tampoco se le dio una importante difusión a la resolución del Colegio, a excepción de los estatales La Nación (sí, en Chile hay un diario estatal) y Canal 7. También afirman que el Colegio llegó hasta los directores periodísticos de los medios. “No es poco, es realmente valorable. Pero lo que esperamos es que alguna vez les llegue la hora de los dueños de los medios”, afirman.
La situación mediática en Chile es más grave que la de Argentina. Del otro lado de la cordillera se habla de un “duopolio de prensa” manejado por las empresas editoras de El Mercurio y La Tercera. Más allá de estos matices subyace un ejemplo para la prensa argentina. Y por más que aquí no haya un Colegio con la legitimidad suficiente para investigar e impartir sanciones a periodistas, es hora de que se hagan públicos los comportamientos durante aquella época.Y también las autocríticas correspondientes.Aquí se puede ver un video sobre el día en que más de 90 militares chilenos fueron procesados por la Justicia, por su participación en la “Operación Colombo”.
Fuentes y materiales para profundizar.
http://ciperchile.cl/2008/05/29/el-rol-de-los-medios-en-la-operacion-colombo/http://ciperchile.cl/wp-content/uploads/fallo-colegio-de-periodistas.pdf http://www.lanacion.cl/prontus_noticias_v2/site/artic/20080621/pags/20080621165805.html http://www.lanacion.cl/prontus_noticias_v2/site/artic/20080621/pags/20080621215103.html http://www.lanacion.cl/prontus_noticias_v2/site/artic/20080618/pags/20080618222544.html http://www.lanacion.cl/prontus_noticias_v2/site/artic/20080629/pags/20080629202755.html http://www.lanacion.cl/prontus_noticias_v2/site/artic/20080607/pags/20080607184020.html http://www.cooperativa.cl/p4_noticias/antialone.html?page=http://www.cooperativa.cl/p4_noticias/site/artic/20080606/pags/20080606192739.html