EL AGUJERO NEGRO DEL CAMPO
- EL GOBIERNO ARGENTINO NO VA A COBRAR RETENCIONES
- LOS FONDOS DE INVERSIÓN VAN POR LAS TIERRAS AGRÍCOLAS
- ¿POR QUÉ PELEA EL CAMPO? DE ESO NO SE HABLA
- ¿QUIÉN LE ROBA AL CAMPO?
Moises Fontella - Productor Rural - Ex Diputado Nacional que integrara, en el Congreso, el grupo de los 8 con Germán Abdala en oposición a las políticas de Menem.
EL AGUJERO NEGRO DEL "CAMPO"
"El campo" trabaja en negro. Esto no es noticia. Todos sabemos que se compra y se vende en negro, aunque los representantes de "el campo" se hagan los sotas y se ofendan cuando algún funcionario recaudador se los diga y se los demuestre.
En negro alquilan los campos los propietarios: 50% o 100% en negro; contratos que no pagan sellado, alquileres que no pagan retenciones de ganancias ni ingresos brutos, declaraciones juradas truchas, monotributistas falsos.
En negro contratan los chacareros y los pooles de siembra los trabajos de los contratistas, los fletes de semilla y fertilizantes.
En negro pagan los jornales y sueldos: sin seguro, sin obra social, sin jubilación, sin preaviso de despido, sin vacaciones, sin aguinaldo. Trabajo no registrado, lo llaman.
En blanco lo que no hay más remedio: el combustible, los agroquímicos, los fertilizantes, algunas semillas híbridas (como el maíz). En negro, en cambio, las que pueden comprarse en bolsa blanca, sin marca ni identificación (como la soja).
El flete corto va en negro. El flete largo se discute cuánto va en negro.
La venta del grano, según el caso: lo que no se exporta del trigo y maíz, que se vende al consumo interno, al menudeo (por camión) a forrajerías, a criadores de chanchos o de pollos, a feed-lots, va en negro, todo o en parte. Lo que se vende a algunos molinos harineros y fábricas de balanceados, parte va en negro y parte con "achique" del precio, o achicando el tonelaje.
Lo que se exporta debería ser comprado en blanco por los exportadores, y así ser declarado por "el productor" en sus réditos, ingresos brutos, etc. Y los exportadores deben declararlos en base a precios fijados en valor FOB por la autoridad de control. Pero existen manipulaciones con el valor FOB, FAS, las DJV, las declaraciones de venta anteriores a los cambios en las retenciones e impuestos. Pero ése es otro asunto, tema de otro análisis, de un libro gordo.
Volvamos a "el campo".
La parte ganadera de "el campo" también opera en negro. Lo más escandaloso, público y notorio, es el sobreprecio que se paga en el mercado de Liniers, en subasta pública y controlada, que según el día es de entre $ 0,50 y $1 peso por kilogramo vivo de novillo vendido. Son operaciones publicadas por La Nación, Canal Rural e Internet, en base a las cuales se elabora un "índice novillo" y otro "sugerido para arrendamiento". Sólo que son operaciones falsas: se publican precios de $3,00 a 3,295, que respetan los "sugeridos" por la Secretaría de Comercio, y se pagan 4,00 a 4,20 por kilo vivo. La diferencia no paga IVA, ni retenciones por Ganancias, ni Ingresos Brutos, ni Impuesto al Cheque, ni Sellados, ni cuentan para liquidar Réditos.
En "al campo" ganadero prolifera el trabajo en negro, sin ningún beneficio social, provisional, de cobertura de accidentes o enfermedad, y con salarios inferiores a los $1.000. Según la zona, en muchos casos muy inferiores.
Pero lo peor se encuentra en el resto de la cadena, la que compra en negro.
¿Cómo hacen los pooles de siembra, arrendatarios de campo en negro, compradores en negro, para absorber como propias ganancias ajenas? ¿Se resignan a pagar un 35% sobre esas ganancias falsas? ¿O siguen la rosca negreando hacia arriba, vendiendo en negro?
¿Cómo hacen los frigoríficos? ¿Pagan impuestos por los productores, matarifes y carniceros? ¿O todos venden parte en negro?
Supongamos que lo que queda en fronteras adentro cierra negro contra negro; mancha con mancha no vale, puede ser. ¿Pero cómo hacen las aceiteras que exportan a precios oficiales el 90% de su producción? ¿Le venden a los chinos en negro? Subfacturar no pueden, o no deberían poder; pagan sobre precios aforados, públicos. ¿Cómo blanquean el negro pagado, entonces? ¿Cómo hacen?
EL GOBIERNO NO VA A COBRAR RETENCIONES MÓVILES NO MIENTAN MÁS
El Estado Nacional no va a cobrar retenciones móviles a los exportadores. Porque no puede. Porque los exportadores, avisados del cambio en las retenciones, presentaron declaraciones juradas de venta al exterior (DJVE) por millones de toneladas antes de la publicación de las resoluciones del Ministerio de Economía: 23 millones de toneladas de soja, 20 millones de toneladas de maíz, etc.
Esos millones de toneladas, declaradas entre el 03/09/07 y el 06/11/07, no pagarán retenciones móviles. Pagarán el 35%, como antes de la protesta "del campo" y el escándalo mediático subsecuente. No pagarán ni el 49%, ni el 42%, como se dice. No hay ni aumento de retenciones ni nueva "exacción" al "campo".
Las retenciones móviles, según del decreto 764/08, sólo se aplicarán a las exportaciones declaradas (bajo juramento) posteriormente a al 09/11/07. Pero los exportadores avisados (o avivados) ya tenían "declaradas" ventas al exterior antes de esa fecha (6 de noviembre pasado), que cubrían la parte exportable de la cosecha. De la cosecha que todavía no había comenzado: el trigo se coseche en noviembre y diciembre, el maíz en abril y mayo. La soja aún no estaba sembrada. Ya tenían el chivo atado, y bien atado. Al 35%.
Esto es lo que surge de la denuncia del ex-diputado Mario Cafiero y el abogado Ricardo Monner Sans.
El fisco nacional no se "apoderará", como dicen los ruralistas, de 2.000, ni de 5.000, ni de 15.000 millones de dólares más que antes.
Los exportadores, en cambio, están comprando la soja y el maíz con un descuento del 40 al 42% sobre el precio internacional FOB (Free On Board: en el puerto, embarcado), agregando además un descuento (para ellos) de 40 a 50 dólares por tonelada, según surge del estudio de AACREA publicado el 24 de mayo por el diario La Nación (sin aclaraciones), con el título "La verdad del campo".
Lo que no se exporta no paga retenciones. Lo que se consume o industrializa en el país: al trigo para harina o al maíz para pollos o cerdos no se le retiene ni le transfiere retenciones al Estado.
Paga otros impuestos, como Ingresos Brutos, etc., pero no retenciones.
Claro está que ese consumo o industria, paga un "precio de mercado" interno, que se calcula sobre el precio FOB de exportación, menos las retenciones, menos un descuento; precio que compite y tiende a igualarse con el que pagan los exportadores. Es decir, descontando las retenciones nuevas de 42%, que no pagarán, y no las que realmente pagarán, del 35%. Es decir, algo así como $890 por tonelada de soja "al productor". Muy lejos del precio internacional en puerto (FOB) de US$ 480 dólares x $3,20 / dólar = $1536 por tonelada. Diferencia: 600 y pico de pesos, o sea el 40% del precio internacional, no el 35% que realmente recibirá el Estado. Los exportadores, la industria y el consumo interno se quedan con la diferencia.
No mientan más, por favor.
LOS FONDOS DE INVERSIÓN VAN POR LAS TIERRAS AGRÍCOLAS DEL MUNDO
Las de la Argentina, entre las más codiciadas.
Con este título y copete, Clarín del 6-6-08 traduce un artículo del New York Times. Les parece importante que los bwanas (WASP, rubios y de ojos celestes) pongan su atención en nuestras praderas. No está claro si les parece una buena o una mala noticia, sólo traducen prolijamente lo que dicen allá.
Bueno, por lo menos se enteran: quieren ser dueños de nuestras tierras.
Hasta ahora, no habían notado consecuencias económicas, sociales y políticas de las compras de Soros, Trump y Cía, desde el Iberá hasta los lagos del Sur, pasando por la zona cerealera núcleo. Como no se enteraron de las compras del 50% de nuestra capacidad frigorífica para exportación por los mayores exportadores del mundo: los brasileños (casualmente, cuando por la aftosa les cerraron el mercado europeo).
El lenguaje de los mercaderes de "fondos de cobertura" y "estructura de posesión" de tierras productoras de "commodities" es muy claro. Su interés está centrado en "recursos naturales", "tierras de labranza", "fusionar lotes de tierra más grande", donde el "panorama de ganancias mejore", y "se reduzca el riesgo en sus especulaciones".
Ahora vienen por la tierra. Ya tienen el control de nuestras exportaciones (de carne, granos y todo lo demás), de nuestros precios, de los insumos principales (fertilizantes, agroquímicos y semillas). Ahora quieren la tierra.
Hay argentinos que no aprenden nunca. Esto ya nos pasó con los ferrocarriles, con los frigoríficos, los puertos y las usinas entre 1880 y 1930. Nos volvió a pasar con la venta de las "joyas de la abuela" de Menem. Clarín es testigo: "la producción de petróleo cayó por sexto año consecutivo" (Ismael Bermúdez, diario Clarín, mayo 2008). Luego nos quedamos sin trenes, sin gas, sin aerolíneas propias, sin caminos nuevos, sin energía. Nadie invierte; ni un pozo nuevo. Era obvio: los "inversores" (sic) no tienen – nunca tuvieron – otro objetivo que exportar ganancias.
Los argentinos dueños de la tierra y de las pocas empresas nacionales que quedan, no soportan el "cañonazo de un millón de dólares" que preconizaba Roosevelt, se llamen Fortabat, Acevedo, Born o Bedoya Huergo de Picos Pardo. Y a los que "invierten" en la Argentina, les importan un bledo los argentinos.
El que tiene alma de siervo termina como siervo, como dice la Biblia, "mirando con temor las manos de su amo."
¿POR QUÉ PELEA "EL CAMPO"? - DE ESO NO SE HABLA -
Esta es una pelea por dinero, por plata. Por 2.000 millones de dólares. Dinero "para el campo" o "para el Estado". Nada más que dinero. De otra cosa no se habla.
Se revolean banderas argentinas, se habla de dignidad, de esfuerzo. Pero se reclama dinero. Lucro, más lucro para los dueños del campo. Dinero.
¿Dinero para gastar o para invertir? Si gana "el campo" ¿el dinero va a ir a inversión en mejoras, en reponer en fertilizantes los nutrientes que se sacan del suelo con cada kilo de soja? ¿A mejorar el suelo, las instalaciones productivas, la vivienda de los trabajadores rurales? ¿Contribuirán a iniciativas privadas para mejorar la vida rural? ¿A que el salario del trabajador rural supere los miserables $ 1.000 mensuales que actualmente cobran?
¿O a más 4 x 4 que rara vez se embarran? ¿A pisos en Córdoba, Rosario y Buenos Aires de US$ 2.000 el metro cuadrado? ¿A vacaciones en Punta del Este, Miami, Pinamar o Europa?
Y si gana el Estado, ¿adónde va a ir? ¿Al bolsillo de odiados "funcionarios" y "políticos"?
¿O a mantener un dólar a $ 3,20, que nos evite volver a la Argentina del "déme dos" y de la importación de paraguas de Taiwán? ¿O a terminar con la pobreza, a realizar las obras energéticas y de infraestructura que hace décadas que no se hacen?
Esa es la cuestión, pero de eso no se habla.
Se pide, se exige más plata para los sectores a los que mejor les ha ido en 6 años de recuperación económica. "El campo" no pide seguridad en el campo, no pide detener la despoblación rural y la destrucción de las comunidades agrarias. No pide mejor educación para un millón de chicos rurales sin escuelas, no pide capacitación de su propio personal, no pide investigación técnica, ni producción nacional de semillas, fertilizantes y agroquímicos. Mucho menos piensa en aportes directos a la comunidad.
Presenta las retenciones y los impuestos — que generalmente no paga, o paga con mucho atraso — como exacciones, confiscaciones de un derecho absoluto al lucro que — por circunstancias externas y "globales" — le cae del cielo.
Pero no se habla de las trasnacionales que les chupan la sangre, cobrándoles — en dólares — el doble en urea y en semillas, el cuádruple en fertilizantes fosforados, el triple en glifosato. Ni de los márgenes de los "pools" de siembra y de los exportadores que les cobran retenciones que no pagan. Es más, parece que les gustara esa verdadera expoliación que le hacen los señores de la globalización.
Pero de eso no se habla.
Las retenciones suben, pero los impuestos no. Porque los mismos gobernadores que buscan el apoyo del "campo" hace 10 años o más que — a pesar de crisis, inflaciones y valorización extraordinaria de la tierra — no actualizan las valuaciones fiscales. Se cobran $ 1.000 pesos de alquiler por hectárea para soja, pero se pagan $ 20 o 30 al municipio, a la provincia y al fisco nacional. Se cobran $ 200 o 300 para ganadería, y pagan $ 5 o 6. Cuando se pagan…
La mayor parte de los alquileres se contratan al 50%, cuando no directamente "en negro". Estafan a la provincia por sellado y por ingresos brutos, a la Nación por ganancias y renta mínima presunta. El "campo" inicia una cadena de evasión con una masa de dinero negro, que sigue negro para el que alquila, para el que compra la cosecha, para el que la exporta.
En Liniers, desde marzo se venden novillos con precios falsos, con hasta 1 peso por kilo en negro. Todo el mundo lo sabe, "el campo" lo sabe, pero el monopolio informativo de La Nación y Clarín — socios en Papel Prensa y sus propietarios emparentados — no da la noticia, ni lo menciona. Se publican precios indicativos del mercado con esos precios falsos. Se "descubre" la noticia de que la carne les llega cara a los carniceros, sin mencionar que la pagan más cara que lo que se publica.
Porque de eso no se habla.
Tampoco se habla de que el dinero de las retenciones es el que permite comprar dólares — ya hay reservas por más de 50.000 millones y se ha pagado más deuda que nunca antes — para mantenerlo en $ 3,20 y evitar que caiga a $ 2,40, como les gustaría a los economistas liberales, o como el Real brasileño. Y que volvamos a empezar el ciclo de crisis.
Y, para final de este sainete, el broche: esa plata que reclaman no es para ellos. Muchos de estos piqueteros "bien" alquilaron y cobraron sus alquileres hace un año, antes de esta cosecha cuyos precios defienden. Otros compraron insumos a pagar en especie. Salvo por los pocos que hayan pactado alquileres "a porcentaje", los míticos 2.000 millones se los van a quedar los arrendatarios, los pooles y los exportadores.
Sembrando el desaliento, con el apoyo de Clarín y La Nación, están rebajando el precio de los arrendamientos o los porcentajes de este año, justo en el momento en que tienen que pactar para la nueva cosecha. Ahora que el trigo ofrece el mismo margen que el año pasado, se publica y se hace creer que nadie siembra por el desaliento que causan las medidas oficiales (es por la sequía) o no compra semilla — porque se usa semilla propia, como para la soja — o se reduce la fertilización, porque le cobran US$ 1.300 por tonelada de fertilizante.
Con piquetes "buenos", de 4x4, reposera, mate y facturas, los que más tienen y más pueden, los que consideran el campo como fuente de prestigio social, siguen el juego de un monopolio comercial informativo — primero comercial, después informativo — que juega de "cuarto poder", intentando sacar gobiernos (como hicieron con Isabel) o ponerlos (como creen que hicieron con De la Rúa). Que opera en el vacío de la "oposición" que no existe: el radicalismo canibalizado, Carrió fuera del ARI, López Murphy enredado en el fraude interno, Macri tapando baches y Lavagna solito y solo. Siguen un juego sumamente peligroso: todo mal, todo corrupto, nada bien. Un juego donde nosotros ponemos el cuerpo.
Pero de eso no se habla.
¿ QUIÉN LE ROBA AL CAMPO?
La soja está en "el Golfo" a U$S 500 por tonelada, en el puerto argentino se cotiza a U$S 470 FOB (Free On Board: sobre el barco); el valor en el puerto, antes de pagar impuestos y gastos, (FAS: al costado del barco) es, teóricamente, de $ 948 por tonelada. Pero al productor se le paga $ 900 sobre el camión, en la playa del puerto.
Con el dólar a $ 3,16, el valor FOB significa un descuento de U$S 30, es decir de $ 94,80 por tonelada. La diferencia entre el valor FAS teórico y el FOB es de: 470 x 3,16 = $537. Esto significa una pérdida del 36% del valor FOB, que cubriría las retenciones y otros gastos. Es evidente que se está reteniendo el 35%, no el 42%: no se están aplicando retenciones móviles.
Esto es así, porque los exportadores juraron (en sus declaraciones juradas), antes del 9/11/07 en que se publicaron esas retenciones móviles, tener compradas más de 50 millones de toneladas (23 millones de soja, 20 millones de maíz, más el trigo, el girasol…), y con eso se reservaron el derecho de seguir reteniendo el 35% que regía entonces, y no las retenciones móviles.
Pero, ¿y los $48 por tonelada? ¿Quién se los queda? Porque los gastos y comisiones, como el flete, se descuentan de los $900 cotizados. ¿Será "pa' los vicios"? Pero de esto "el campo" no se queja.
En el último año, la cotización de los fertilizantes fosforados (FMA y FDA) pasó de U$S 400 a U$S 1.250 dólares la tonelada. Aumentó el 212,5%. La urea, fabricada en la Argentina con gas argentino y subsidiado, con sueldos y gastos en pesos, aumentó de U$S 400 a U$S 900 la tonelada: un 125% más. La semilla de maíz aumentó 30 dólares por bolsa. El glifosato (el herbicida de la siembra directa) se fue de U$S 3 a U$S 7 por litro: más del 130% más caro. Pero de esto, "el campo" no se queja.
Los propietarios que alquilaron su campo hace un año cobraron de los pooles de siembra 15 a 18 quintales por hectárea, a $ 55 por quintal: de $800 a $1.000 por hectárea. A los precios actuales de $ 90 por quintal (precio posterior a la resolución de las retenciones), tendrían que haber cobrado de $ 1.350 a $ 1.600 por hectárea. ¿Quién se queda con la diferencia? Si las retenciones finalmente no aumentaran, la diferencia sería mucho mayor. Pero de los pooles de siembra "el campo" no se queja.
Los impuestos calculados sobre la valuación fiscal (inmobiliario, ganancia mínima presunta, bienes personales) no cambian desde hace muchos años, porque las valuaciones no fueron actualizadas. A pesar de la enorme renta patrimonial que significa para los propietarios la valorización de la tierra de los últimos años (entre 300 y 400%). Por supuesto, de eso el campo no se queja.
Las tasas municipales estuvieron congeladas durante años hasta llegar a valores ridículamente bajos, y desfinanciar hasta el mantenimiento de los caminos rurales. De esto último siempre se ha quejado, pero de su causa "el campo" no se queja.
Con cada tonelada de soja, de maíz o de trigo, salen del campo entre 1 y 2,5 kg de calcio, entre 3 y 6 kg de fósforo, entre 2 y 3 kg de magnesio, entre 2 y 5 kg de nitrógeno, que no vuelven al suelo, y que en su mayoría se exportan. Así, cada año salen del campo y del país 500.000 toneladas de fósforo, 400.000 de nitrógeno, 150.000 de magnesio, 2.000.000 de calcio y 400.000 de azufre, que no se reponen al suelo por fertilización. Sin hablar de la materia orgánica perdida, ni de la compactación y degradación física provocadas.
En las cuentas de "el campo", no se considera este costo oculto de la revolución de la soja. "El campo" no quiere darse cuenta de que está haciendo minería con recursos no renovables, que hay que reponer, con prácticas que pueden equipararse a la tala de bosques o a la destrucción de ecosistemas.
"El campo" consume minerales por un valor de U$S 2.000 millones, que no repone, ni amortiza, ni considera una pérdida definitiva. Que no le importan. Ni siquiera reclama para reponerlos el apoyo del Estado, con desgravaciones y financiación. De esto "el campo" no se queja.
¿Quién le roba al campo?
¿Quién le roba a nuestros hijos?