04/07/2008
La OPEP de los alimentos
El autor da su opinión sobre la XXXV Cumbre del Mercosur realizada esta semana en Tucumán.
Por Roberto D. Roitman - Profesor universitario. Presidente de INFOCAP
¡Qué notable coincidencia! En el día del aniversario de la muerte del General Perón, Lula insinuó -al hacerse cargo de la Presidencia pro témpore del Mercosur, y junto a Presidentes y/o representantes de toda Sudamérica- la necesidad de unificar las voces y hacerse sentir en esta peculiar situación de crisis de los alimentos en el mundo (también notable que lo haya dicho en la ciudad cuna de de nuestra Independencia.)
A principios de la década del 70, cuando el nacimiento de la OPEP (en esa ocasión también presidida por un venezolano) y concomitantemente con su Mensaje a los Pueblos y Gobiernos del Mundo, Perón lanza desde Madrid una exhortación a los países del entonces llamado “Tercer Mundo” instándolos a crear una “OPEP de los alimentos y las materias primas”.
Veníamos de escuchar a la CEPAL y el deterioro de los términos del intercambio (los productos primarios que producíamos en el Sur valían cada vez menos comparados con los precios de los países industriales del Norte: Necesidad de la industrialización, creación de las burguesías nacionales, fuerte incidencia estatal, etc.) o los postulados del “libre comercio” que en realidad eran pura declamación mientras la OMC (entonces GATT) era la maquinaria para legitimar la política proteccionista y los subsidios, así como la arquitectura financiera mundial después de Bretton Woods, basada en el FMI y el Banco Mundial, domesticaba las políticas económicas de nuestros países. Hoy asistimos en el mundo a un cambio en los precios relativos donde, después de al menos cuatrocientos años del campo subsidiando a la ciudad, empieza a darse vuelta esa situación (más allá de las especulaciones financieras, que también influyen).
Esta Cumbre ha sido muy importante. Se avanzó en la libre circulación de personas con el mero documento de identidad de cada país; se consolidó la idea de manejarse y compensar los operaciones comerciales en monedas locales: no dólares USA (Brasil y Argentina empiezan en setiembre); se remarcó la importancia de constituir rápidamente el Banco del Sur (el viejo sueño del BID de Felipe Herrera, desnaturalizado por no implementar políticas para el desarrollo del Sur); se impulsó la creación de organismos técnicos que recomienden con urgencia políticas de inversión e integración energética; se avanzó en la consideración de las Fuerzas Armadas conjuntas; especialmente se realizó un repudio conjunto a las políticas de inmigración aprobadas por la Unión Europea, recogiendo un mensaje del Presidente Evo Morales, que se plasmó en la Declaración final: “Las naciones tradicionalmente generadoras de corrientes migratorias que en la actualidad son receptoras de inmigrantes no reconocen, en base al principio de reciprocidad histórica, la responsabilidad compartida entre los países de origen, tránsito y destino de los flujos migratorios”.
El Presidente Lula, después de asumir y dar un importante discurso formal mostrando los avances del Mercosur y la Unasur y repasar los desafíos pendientes (particularmente las asimetrías con los países miembros más chicos), improvisó un mensaje magistral. Habló como lo que es, un verdadero jefe de Estado de Sudamérica insistiendo en la necesidad de una voz unificada en esta particular situación mundial (recordemos que la FAO, en Roma hace treinta días, destacó el rol de Brasil y la Argentina como los mayores exportadores netos de alimentos en el mundo) y recorrió país por país, haciéndose cargo de cada situación de conflicto y bancándolas a todas (desde Bachelet y el Transantiago, a Evo y las disputas autonómicas, a Chávez contra el golpismo en Venezuela y las dificultades en Argentina, uno por uno).
Pidió también paciencia y no ponerse nerviosos (como su propia situación en Brasil en 2005); al mismo tiempo pidió más democracia y respeto por el voto popular, único camino, insistió. “Tenemos sol, tierra, agua, energía, tecnología, y la gente. Hagámosla valer en una voz unificada”, dijo en su discurso como Presidente del conjunto y no como expresión de un Presidente brasileño. Por supuesto, con un valor entendido: es imposible hablar de integración sudamericana sin hablar de inclusión social, en un mundo que exhibe una obscena distribución del ingreso.
En el documento que cerró el plenario de jefes de Estado en San Miguel de Tucumán, los presidentes del Mercosur y sus Estados asociados resaltaron que la modificación en los “términos de intercambio”, es decir, el mayor valor relativo de las materias primas frente a otros bienes, representa una “oportunidad histórica para la región” por sus reservas energéticas y mineras, su capacidad de producción de alimentos y el papel de Brasil como potencia industrial. “Tenemos una oportunidad en términos de complementariedad. Por eso la independencia y el crecimiento de nuestra región están fuertemente atados al proceso de integración.
"Si antes fue un desafío, ahora es una necesidad de carácter estratégico”, insistió la Presidenta ex pro témpore, Cristina Fernández de Kirchner. Al margen de los explícitos homenajes a Perón (primero el de Chávez y luego de Cristina), el mayor homenaje fue el reconocimiento a una línea de acción impulsada históricamente que hoy, con esta Asamblea, se proyectó al futuro de nuestros pueblos. Y proyecta nuestros pueblos al futuro.
LA UNIDAD LATINOAMERICANA Y LOS ALIMENTOS
Diseño e iconos por N.Design Studio | A Blogger por Blog and Web